El gol furioso del final
Por Alejandro Sosa San Martín - Fotos: César Gamarra
Uruguay comenzó el Campeonato Sudamericano Sub-20 logrando una importante y sufrida victoria ante Colombia por 1 a 0. El nerviosismo lógico que despierta un debut, la responsabilidad adicional de la localía, la actitud de los juveniles celestes y el gol agónico, son condimentos que hacen al triunfo de Uruguay mucho más disfrutable.
El partido fue parejo, con momentos de mucha intensidad y dos equipos que demostraron en la cancha, durante varios pasajes del cotejo, sus atributos y los frutos de su trabajo previo. Uruguay comenzó mejor, presionando en terreno rival y muy aplicado desde el punto de vista táctico, logrando de esa manera cortar los circuitos de juego del mediocampo colombiano. Producto del mejor inicio de los celestes, llegó una clara oportunidad para abrir el marcador con un remate de Mauro Arambarri que se estrelló en el palo.
Con el correr de los minutos, Colombia fue logrando zafar de la presión de Uruguay, que no mantuvo la dinámica de las primeras incidencias del juego. Así llegaron algunas situaciones de aproximación al área celeste por parte del elenco cafetero, que se encontró con la seguridad de Guruceaga en el arco. De todos modos, el equipo de Coito contó durante la primera parte con otra buena oportunidad para anotar en los pies de Gastón Pereiro.
En el inicio del segundo tiempo, Colombia apareció mejor parado en la cancha y a Uruguay le costó hilvanar situaciones de ataque que inquietaran a la última zona rival. Recién en los minutos finales, mostrando más atributos anímicos que futbolísticos, los celestes se volcaron al ataque buscando llevarse por delante al equipo cafetero.
Y cuando parecía que el empuje no daría frutos, cuando el partido se moría con empate, luego de un tiro de esquina y un cabezazo de Paolo Lemos con trayectoria de gol, apareció Mauro Arambarri como una topadora para vencer el esfuerzo del guardameta Montero por evitar el gol.
Triunfazo celeste, especialmente por la actitud de ir a buscar el triunfo, por el rival y porque los tres puntos logrados significan un paso fundamental en el camino a la clasificación.